Hemos definido el lineal como
“todo el espacio destinado en un punto de venta a la exposición de
productos. Este espacio lo componen las estanterías, las vitrinas,
las góndolas, los soportes y los accesorios que sirven para exponer el producto
que queremos que el cliente adquiera”.
Entendemos que:
a).- Las referencias del surtido que
pretendemos exponer en el lineal deben colocarse de una manera ordenada,
atractiva y de fácil localización para el cliente. Y
b).- El espacio disponible para la
venta en una farmacia es un bien escaso. Todos los esfuerzos deben encaminarse
hacia su optimización, ubicando el máximo de referencias adecuadas a las
necesidades de los consumidores, y rentabilizando ese espacio al máximo. De
esta manera se consigue aumentar el beneficio y mejorar el servicio, los dos
objetivos esenciales del merchandising en el punto de venta.
Hoy explicaremos un concepto que
habremos de tener en cuenta a la hora de decidir cómo colocar los artículos en
el lineal: el “facing”.
EL “FACING”:
El espacio comercial en los lineales,
se calcula en facings. Facing es una voz inglesa (cuyo
significado es “de enfrente”), que en merchandising se emplea para
describir los productos presentados en la primera fila del lineal o expositor
del punto de venta.
De tal suerte, se denomina facing
(que también puede traducirse como revestimiento), al espacio del estante
que ocupa (de forma frontal) una unidad de la referencia. En otras
palabras, el número de facings, es el número de artículos alineados
de una sola referencia que se puede colocar en el espacio asignado a dicha
referencia en el lineal. Por otro lado, la totalidad de los artículos
que caben en este espacio, en toda su profundidad, es el stock de presentación
de la referencia.
Asignar el número adecuado de facings
a cada referencia será útil para que el establecimiento parezca más ordenado y
lleno.
Por otro lado, el número de facings
resulta muy decisivo en la efectividad de la exposición.
3 aspectos son fundamentales para
asignar adecuadamente el facing de una referencia:
1.- La visualización del cliente
es clave.
En un entorno repleto de mensajes y
estímulos, la referencia requiere un mínimo de presencia para ser vista de
forma eficiente. Todo producto debe tener asignado un lineal mínimo que le
permita superar el umbral de percepción del cliente, es decir, un mínimo
unidades expuestas que puedan ser vistas por el cliente, pues: “lo que
no se ve, como si no existiera, no se compra”.
Para calcular este umbral de
percepción se tiene en cuenta la velocidad media de desplazamiento de los
consumidores en el establecimiento (1m/s) y el tiempo medio necesario para la
percepción de un producto expuesto (1/3 s). Por todo ello se llega a la
conclusión: de que cada referencia debe tener un espacio mínimo de unos 30
cm. No obstante, en aquellas zonas donde el cliente se desplaza más
despacio o se detiene (como la zona caliente situada tras el mostrador),
este umbral de percepción puede bajar a unos 20-25 cm. Las zonas
frías donde el cliente se desplaza más rápidamente requieren mayores
lineales mínimos (40- 50 cm) para superar el umbral de percepción.
Por este motivo, una exposición
debería ocupar 3 facings o unidades en la primera línea de la balda. A
no ser que sean productos muy anchos o muy estrechos. Éste es el número
adecuado para que el producto sea percibido con claridad y que no se
desaproveche espacio. Recuerden que si se baja del umbral de percepción puede
que el producto no llegue a percibirse.
2.- Las ventas de un producto
dependen en gran medida de la cantidad de unidades del mismo producto que se
exhiben juntas en el estante.
Existe una relación directamente
proporcional entre la cantidad de producto expuesto y las ventas producidas por
la exposición. Algunos afirman que: “La aparición paralela de un producto
(doble facing) aumenta la venta en un 20 %”. Sin embargo, la venta
aumenta con el número de facings hasta alcanzar un límite, por encima
del cual no hay incremento de ventas.
3.- La percepción de relevancia
que el cliente obtenga de la presentación es vital.
Los clientes compran lo
relevante pues siguen la tendencia de la mayoría. Porque el ser humano
tiende a imitar el comportamiento de sus semejantes de forma automática e
irracional. Esto se traduce en que consideramos una acción (la compra de un
producto en este caso), como apropiada si los demás también la realizan (o
pensamos que los demás también lo compran). De ahí que funcionen tan bien
eslóganes como: “el producto más vendido” o “me lo quitan de las manos”).
Nos hacen pensar que si hay mucha gente que valora ese producto, es porque será
realmente bueno). ¡Es el principio de conformidad social! (al que
dedicaremos una futura entrada).
Además, “la masa hace que se
incrementen las ventas”. En efecto, la presentación en masa llama la
atención del comprador suscitando un sentimiento de abundancia, de potencia y
en alguna medida de euforia de compra. El comprador siente una necesidad de
acumular o de adquirir más productos, tanto cualitativa como cuantitativamente,
de los que a priori necesita
Por todo ello, es más relevante
aquel producto que tiene más presencia.
Les dejo un último consejo: si
disponen de 60 cm de lineal para exponer, por ejemplo, crema de manos. Es
mejor exponer varias unidades de una o dos referencias que presentar una o 2
unidades de 5 o 6. Hemos de pensar que si elegimos exhibir sólo 2
referencias, el producto se verá mejor y nuestros clientes identificarán mejor
el producto expuesto. Por otro lado, si tenemos menor variedad, compraremos más
unidades de cada referencia, y posiblemente las podremos adquirir en mejor
condiciones, y podremos venderlas con mejor rentabilidad (más margen, mayor
rotación, o ambos).
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