"... crees que eres generosa, pero dar regalos se basa en la reciprocidad. No me has dado un regalo. me estás creando una obligación".
Seguro que alguna vez se sintió con el deber de tener que devolver un favor a alguien ¿verdad?
Seguro que alguna vez se sintió con el deber de tener que devolver un favor a alguien ¿verdad?
Las personas se sienten en deuda
hacia aquellos que hacen algo por ellos, o les dan algo. Nos sentimos obligados
a dar algo de vuelta, y solemos responder con otra acción que la compense.
Tener fama de gorrón o de
desagradecido es uno de los peores estigmas que se pueden dar en la Sociedad.
Hasta tenemos un refrán: De bien nacidos es ser agradecidos.
La reciprocidad es un principio que
los seres humanos tenemos imbuidos en nuestras mentes, por el cual nos sentimos
obligados a devolver el favor que otra persona nos ha hecho. Es uno de los
principios más importantes sobre los que se sustenta el funcionamiento de las
sociedades.
La reciprocidad se aplica a una
amplia gama de comportamientos:
1.- Queremos más a la gente que nos
ha mostrado su simpatía.
2.- Tendemos a contar intimidades a
aquellos que nos hicieron alguna confidencia.
3.- En una negociación, se hacen
concesiones a aquellos que han cedido previamente.
4.- Nos dejamos convencer más
fácilmente por aquellos a quienes hemos convencido en alguna ocasión.
Y por supuesto, también se aplica en
las ventas.
UTILIZACIÓN DEL PRINCIPIO DE RECIPROCIDAD EN VENTAS
Para hacerlo, sólo tiene que dar
algo de valor en forma gratuita: un obsequio, un servicio, información valiosa,
asistencia o ayuda, etc., para así crear en el receptor un sentimiento de deuda
y obligación. Una vez que ocurre, le puede pedir un favor recíproco (por
ejemplo la compra de un producto/servicio).
Por cierto, les recuerdo que este
"favor recíproco" no tiene porqué ser simétrico al favor inicial.
"Un pequeño favor inicial puede producir un sentimiento de obligación que
lleve a devolver un favor recíproco mucho mayor". Así, en el experimento
de Regan los receptores del favor inicial, devolvían un favor 5 veces más
valioso del que habían recibido.
El principio de reciprocidad es la base de varias técnicas de venta:
1.- LA MUESTRA GRATUITA
Pequeñas cantidades de un producto
se ofrecen de manera gratuita a los clientes potenciales para que lo prueben y
comprueben si les gusta.
Aquí se combinan el deseo legítimo
del fabricante de dar a conocer las cualidades de su producto y la idea de un
regalo, que invoca el principio de la reciprocidad.
A un porcentaje de personas, le
resultará difícil aceptar la muestra y
marcharse sin comprar el producto (y a un porcentaje mayor comprar el de la
competencia)
2.- TÉCNICA DE "ESO NO ES TODO".
Una petición inicial es seguida
(antes de que el receptor diga sí o no) de algún pequeño incentivo extra como
ofrecer un regalo añadido al producto/servicio, en hacer un obsequio, o en proporcionar algún tipo de beneficio.
Esto no es
todo, además por la compra del fotoprotector le regalamos el postsolar.
Ésta es la técnica que emplean las promociones. Funciona porque
los receptores sienten ese extra (esa ventaja adicional), como una concesión añadida por parte del
vendedor y se sienten obligados a realizar otra concesión (se provoca una reacción positiva hacia la compra del artículo). Porque la
reciprocidad, además de obligarnos a devolver favores, nos insta a hacer
concesiones a quienes nos las hacen. y funciona aunque en ocasiones quizá no existe tal
favor, porque el precio del lote sutilmente se ha incrementado.
En el experimento de Burger: Aunque
el lote final que adquirían los estudiantes era el mismo (un pastel y dos
galletas), que se presentara parte de él (las 2 galletas) como un obsequio,
permitió conseguir un 30% más de ventas.
A esto se une, que se genera la aparición de una oportunidad, que puede que no vuelva a surgir. no olvidemos que la promoción tiene una duración temporal (la ventaja adicional con la adquisición del artículo se acaba. (De forma simultánea se aplica el principio de escasez).
3.- TÉCNICA DEL PORTAZO EN LA CARA
3.- TÉCNICA DEL PORTAZO EN LA CARA
Utiliza de forma simultánea el principio de reciprocidad y el principio del
contraste.
Consiste en comenzar con una
petición elevada y cuando esta se rechaza, hacer una petición mucho menor, que
suele ser aceptada.
Cuando se desea vender algo, se basa
en ofrecer un producto relativamente costoso para luego presentar otro producto
más barato (el que se desea vender definitivamente), produciendo gracias a la
técnica del contraste un sentimiento de oportunidad (situación que sería
inexistente en caso de presentar el producto que en realidad se quería vender
por sí solo, sin ofrecer previamente otro producto para accionar el principio,
y provocar la sensación de estar frente a una buena compra).
De nuevo, el principio de
reciprocidad funciona sobre la base de las concesiones mutuas: “Puesto que tú
has cedido en tu petición (dejaste de insistir para que compre el producto
caro), yo (comprador) también debo ceder en algo (y adquiero el producto más
barato)".
Sobre ésta técnica, influye también
el contraste perceptivo (si después de una petición elevada, se hace una
petición menor, la petición parece aun menor que si se presentara sola, debido
al contraste). La combinación de 2 principios: de reciprocidad y de contraste
perceptivo, es lo que hace que ésta técnica sea enormemente eficaz.
Esta técnica del portazo en la cara,
produce dos efectos sobre el receptor:
a).- Responsabilidad sobre la
decisión tomada: el receptor piensa que es él quien ha dominado finalmente la
situación (hace más fácil que se cumpla lo pactado).
b).- Mayor satisfacción con el
acuerdo final (facilita que acceda a peticiones similares en el futuro).
Requisitos para que la técnica del
portazo en la cara sea eficaz:
a).- La primera petición no debe de
ser desmesurada.
b).- Las dos peticiones deben de ser
semejantes, realizadas por la misma persona y debe razonarse el porqué se hace
la concesión.
c).- Entre ambas peticiones no debe
mediar mucho tiempo.
Otra utilidad de esta técnica del
portazo en la cara es obtener recomendaciones (referencias de posibles clientes
futuros):
“Bueno si en este momento no
necesita este excelente producto, quizá pueda darme los nombres de algunas
personas que conozca y que podrían aprovechar esta oportunidad”.
De este modo, muchas personas que no
hubieran dado ningún nombre aceptan proveer referencias cuando se solicitan
tras el rechazo de la compra.
CÓMO EVITAR
EL PRINCIPIO DE RECIPROCIDAD
Para evitar tomar decisiones
equivocadas por culpa del principio de reciprocidad lo esencial es saber
decir no. Por ejemplo, cuando alguien os ofrezca algo que en realidad no os
interese, lo mejor es que se nieguen, ya que posiblemente esa persona lo que
pretenda es obtener de vosotros algún trato de favor en el futuro, aunque sea
de forma inconsciente. En otras palabras, sólo debemos aceptar los favores que
nos resulten útiles y que sean realizados de “buena fe”.
En el caso de que nos hagan un favor
que nosotros no hemos pedido con el propósito de influir en nuestra conducta,
debemos ser conscientes de que si nos piden algo que no haríamos si no fuese
por el favor previo debemos negarnos a hacerlo. Es decir, debemos actuar
como si no nos hubieran hecho ningún favor, ya que sólo ha sido una
artimaña para influir en nuestras decisiones futuras.
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