PLANIFICACIÓN DE UNA CAMPAÑA DE PROMOCIÓN
La
promoción debe ir precedida de una planificación
meticulosa. Antes de abordar cualquier tipo de promoción hay que responder a una serie de preguntas que nos definan
los elementos “sobre” y “con” los que vamos a trabajar:
Aprovechar la salida de un nuevo
producto, la proximidad de una época del año o una fecha señalada, la lentitud en el
movimiento de existencias, el decaimiento en las ventas, etc.
2.- ¿Qué
objetivos buscamos?
En primer lugar,
debemos plantear unos objetivos coherentes y acordes a nuestro planteamiento.
Nuestro enfoque no puede ser el mismo si pretendemos atraer a nuevos usuarios y
aumentar la clientela, que si nuestra
intención es la de introducir algún producto/servicio nuevo, o reducir las
existencias de artículos de baja rotación.
Es
primordial
una definición clara y precisa de los objetivos que se persiguen con la campaña
para poder evaluar sus resultados: darnos a conocer
como farmacia moderna e interesada por sus clientes,
dar a conocer un servicio o un producto, incrementar el
volumen de venta y
aumentar la repetición del acto de compra
o desviar la
atención
del precio.
3.- ¿A qué
público nos dirigimos?
Hemos de definir
el segmento de población que va a ser el objetivo de la campaña, es decir, el
tipo número y características comunes de los residentes o trabajadores de la zona,
el tipo de clientes más asiduos, o el perfil de aquellas personas que queramos
incorporar como posibles clientes valiéndonos de la promoción. Porque
condicionarán claramente el diseño de la promoción en términos de captación de
nuevos clientes.
4.- ¿Qué mensaje queremos lanzar?
Tendremos que
elegir un tema o motivo central de la campaña, que debería sustentarse en: la
época del año (muchos productos tienen una época del año en que la demanda
aumenta de forma significativa respecto al promedio del resto del año), los
objetivos que nos hemos planteado y lo que conocemos sobre nuestro público
objetivo.
Habremos de
escoger los artículos que van a ser el eje de la campaña. Y después, redactar
concretamente los mensajes, que habrán de ser atractivos, claros y coherentes
con el tema central de la campaña.
Resulta de
Perogrullo, pero recordemos que en la campaña lo que pretendemos comunicar es
¡¡LA PROPIA CAMPAÑA!!
Y eso haremos,
de forma sencilla. Porque la sencillez es entendida y deseada por la mayoría
del público.
Y a través de
una proposición única de venta: no bombardearemos con excesivas proposiciones,
sino que escogeremos la más atractiva, la más persuasiva, la que más no diferencie de la competencia, y
basaremos el mensaje en ella. La idea será más clara para el receptor y más
convincente. Veamos un ejemplo:
Una vez hemos
establecido los objetivos que pretendemos alcanzar. Debemos establecer qué
recursos vamos a destinar a lograrlos.
La propia
Farmacia en sí en un recurso informativo, que debemos aprovechar al máximo.
Comenzando por el escaparate que debe ser el primer punto de reclamo para
comunicar nuestra campaña (ya que será visible por todas las personas que pasen
por delante). Por este motivo, debemos hacer especial hincapié en que puedan
obtener de forma fácil y directa toda la información posible acerca de nuestra
campaña: en qué consiste y sobre todo, porque es interesante para el cliente.
Si alguno de estos datos no queda claro, todo nuestro esfuerzo puede verse
truncado y nuestra campaña nunca alcanzará sus objetivos.
Una vez hemos
creado el primer impacto en el escaparate, debemos trabajar el interior de
nuestra Farmacia. Planificaremos una estrategia de refuerzo, de forma que
vayamos despertando el interés del cliente por conocer más acerca de nuestra
campaña.
El mensaje de
la campaña debe repetirse para que llegue de nuevo al cliente potencial en el
momento de la compra.
En el
establecimiento debe colocarse al menos 3 veces:
- En el
escaparate
- En el
espacio de exposición (por ejemplo: puede repetirse el mensaje en el lineal
donde se encuentran los productos)
- En el
mostrador.
La señalética
que se emplee deberá ser sencilla y fácil de entender, y no deberá competir con
el resto de material promocional (para reducir el ruido de fondo que ya
existe).
Además de
cartelería, folletos, exposición de productos (elementos estáticos de
promoción) la farmacia también puede emplear actividades que pueden fomentar el
conocimiento de un producto/servicio.
Tales como charlas informativas o demostraciones de producto.
Por supuesto,
no debemos olvidarnos de los medios digitales. En una sociedad totalmente
digitalizada, debemos comunicar nuestra promoción allí donde podamos encontrar
un público al que pueda interesar. Debemos establecer en dónde y en base a qué
vamos a comunicar nuestra campaña en ese medio. Si elegimos un canal
inadecuado, haremos un esfuerzo inútil. ¡No debemos olvidarlo!
6.- ¿Con qué presupuesto contamos?
Veremos hasta
qué nivel
de inversión en actividades
promocionales nos interesa llegar para
que nos compense el coste
que ello supone,
no vaya a ser que nos cueste más el collar que el perro.
Habremos de hacernos preguntas
como: ¿Es preciso un aprovisionamiento de producto en grandes cantidades?
¿Cuánto deberíamos comprar? ¿Se
necesitarán elementos de promoción (carteles, folletos, expositores de producto…)?
Tampoco debe soslayarse que
muchas de las promociones son financiadas por los laboratorios, que facilitan
gran parte del material necesario. Ahora bien, es necesario personalizar dichas
campañas en nuestra propia farmacia, adecuándolas a nuestro público objetivo y
nuestros servicios adicionales.
7.- ¿Qué calendario vamos a seguir?
Debemos tener
en cuenta el tiempo de duración de la campaña. Si la campaña va a tener una
duración breve, debemos intensificar todos nuestros esfuerzos en ese periodo
para darle la mayor difusión posible y aprovechar su tirón. Sin embargo, si la
campaña va a ser más larga, como por ejemplo, para aprovechar una
estacionalidad, es esencial que el mensaje y su formato vayan variando a lo
largo del tiempo para mantener vivo el interés y la curiosidad de nuestros
clientes. De lo contrario, se cansarán pronto.
Por otro lado,
hay que saber
cuándo se va a aplicar la promoción y cuánto
va a durar para tener listos los
recursos necesarios. Además, el calendario
es importante porque:
– El mantenimiento del valor añadido más allá de la
fecha límite de la promoción crea en el cliente un sentimiento de estafa o engaño.
Mantener indefinidamente una
oferta como: 3x2 no puede
o el cliente acaba pensando que está
pagando el precio
de tres unidades (con lo que se siente engañado).
– El empleo abusivo
de actividades de promoción de ventas
repetitivas hace que un producto pierda valor. Hay que evitar esos productos que están en
oferta permanente desde su lanzamiento al mercado hasta el fin de los tiempos.
Por tanto, LAS PROMOCIONES SON DE TIEMPO LIMITADO. No son permanentes.
Y hemos de
dejar claro la fecha de finalización que no se modificará. Puede que algún
cliente modifique sus planes para aprovechar la promoción, si al día siguiente
de terminar la promoción ve un cartel: "... prorrogamos una semana
más", posiblemente le generaremos malestar. Y aún peor, perderemos
credibilidad, pues la próxima vez que digamos "últimos días de..." no
nos creerá. Los límites temporales de la promoción son inamovibles.
Una correcta
planificación nos permitirá lanzar estrategias de mayor calidad, optimizar
nuestras acciones y reducir costes en el momento de implementarlas. Dado que se
necesita tiempo para preparar promociones y ofertas, marcar las fechas
importantes en un calendario es fundamental para lanar estrategias elaboradas. No
nos pillará el toro, y no nos veremos obligados a lanzar campañas que no estén
definidas. Puede hacerse un plan de marketing anual en el que tendremos
decididas con antelación las campañas de todo el año.
NOTA: Lógicamente, en el plan anual se incluyen tanto campañas de incentivación (promociones) como campañas de información o de imagen.
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