BLACK FRIDAY: ¿POR QUÉ NO PODEMOS RESISTIRNOS
A LAS OFERTAS?
Comienza a ser ya una tradición que
en el mes de noviembre los comercios se vistan de gala para recibir a una de
las jornadas comerciales más importantes del año: el Black Friday, un fin de
semana de rebajas, que además tiene como guinda la llegada (el lunes siguiente)
del Cyber-Monday, día exclusivo para
el e-commerce.
Las ofertas y descuentos del Black Friday marcan en Estados Unidos el
inicio de la campaña de compras navideñas. Aunque este viernes después de
Acción de Gracias, debe su nombre a que era un día horrible para el tráfico,
por los atascos provocados por quienes salían de tiendas. A partir de los
ochenta comenzó a circular una teoría alternativa, que es una clara señal de
los buenos resultados de la campaña: el viernes es negro porque los libros de
cuentas de las tiendas pasan de los números rojos a los beneficios.
De cualquier forma, está claro que es
un día que cada vez tiene más adeptos. Año
tras año crece el número de comercios que se suma a esta iniciativa y el número
de consumidores que la respaldan.
El éxito de este día de compras
contra el cronómetro muestra que no sabemos resistirnos a lo que nos parece una
buena oferta: al placer de comprar se une la satisfacción de haberlo hecho a un
buen precio (o eso creemos). “El ser
humano es un saco de deseos que piden por su propia naturaleza ser satisfechos.
En eso consiste gran parte de la felicidad”, que en nuestra sociedad se
presenta a menudo como “el deseo de poseer, adquirir o comprar”.
Pero no solo se valen de ese deseo de
ser felices, la pulsión de comprar se
potencia durante el viernes negro utilizando tres mecanismos psicológicos: el
principio de escasez el principio de conformidad social y el principio de
simpatía.
1. PRINCIPIO DE ESCASEZ
Por el que nos dicen que tenemos un tiempo limitado (escasez de tiempo), para
hacer nuestras compras, para lograr lo que presentan como gangas. Aunque
esas gangas las volverán a presentar cada dos por tres, por ejemplo en las
rebajas (tras la Navidad). Aunque esas gangas a veces no sean tales, porque
algunos productos, no todos, son restos de los que hay que deshacerse.
Saben que esa limitación de tiempo nos hará darnos prisa en adquirirlos, antes de
que se acaben, o que lleguemos tarde a comprarlos. La sensación de escasez
de tiempo consigue “activar y acelerar ese deseo, y la gente compra con más
facilidad”.
El
“black friday” agrega un sentido
de urgencia al ser sólo
durante unos días. Sin embargo, esta urgencia aún se podría aumentar más,
mejorando los mensajes en el establecimiento. Por ejemplo, se podría
implementar un reloj de cuenta atrás que recuerde a los consumidores cuándo
finaliza una oferta.
Ir de tiendas se convierte así en una
carrera: hay que aprovechar las ofertas antes de que acabe el plazo. No solo
eso, sino que además creemos haber desaprovechado el tiempo si pasamos dos o
tres horas en un centro comercial o buscando oportunidades por internet y
salimos con las manos vacías.
Y eso a pesar de que cada pocas
semanas hay campañas supuestamente únicas y especiales: tras el Viernes negro
vendrá el Ciberlunes, luego tras las compras navideñas, las rebajas de enero,
San Valentín, el día del padre y de la madre, de nuevo más rebajas… Pero “nos olvidamos en seguida. Activar nuestro
deseo de felicidad es facilísimo. Vale cualquier excusa”.
No solo se presenta una escasez de tiempo, sino también de producto. hay más gente compitiendo por estas ofertas, y nos puede parecer que, si dedicamos un rato a meditar si necesitamos o no el artículo, puede llegar otra persona y llevárselo. Alguna tienda on-line, por ejemplo, da acceso prioritario a las ofertas a sus clientes premium durante la primera media hora. Es decir,da a entender que si no cuenta con algo de ventaja, va a perder su oportunidad. Otra opción puede ser resaltar la cantidad de producto que quedan en existencias. Añadir urgencia (empleando el principio de escasez), es una forma eficaz de transformar un visitante del establecimiento en un cliente.
No solo se presenta una escasez de tiempo, sino también de producto. hay más gente compitiendo por estas ofertas, y nos puede parecer que, si dedicamos un rato a meditar si necesitamos o no el artículo, puede llegar otra persona y llevárselo. Alguna tienda on-line, por ejemplo, da acceso prioritario a las ofertas a sus clientes premium durante la primera media hora. Es decir,da a entender que si no cuenta con algo de ventaja, va a perder su oportunidad. Otra opción puede ser resaltar la cantidad de producto que quedan en existencias. Añadir urgencia (empleando el principio de escasez), es una forma eficaz de transformar un visitante del establecimiento en un cliente.
2. PRINCIPIO DE CONFORMIDAD SOCIAL
El viernes no estaremos solos: muchos
hablarán de sus compras y las compartirán en redes sociales. A esto se añade
que se trata de una tradición importada, por lo que nos da la impresión de que
“si allí es exitosa, aquí lo será por la misma razón”. Millones de
estadounidenses haciendo cola desde el jueves a medianoche no pueden estar
equivocados.
El principio de conformidad social, también conocido como el "efecto manada", hace referencia a la tendencia del ser humano a imitar el comportamiento de los semejantes de forma automática e irracional.
El principio de conformidad social, también conocido como el "efecto manada", hace referencia a la tendencia del ser humano a imitar el comportamiento de los semejantes de forma automática e irracional.
Este principio de conformidad social
afirma que: “descubrimos lo correcto
enterándonos de la opinión de los demás sobre lo correcto”, y se traduce en
que consideramos una acción como la más
apropiada si los demás también a realizan.
El
Black Friday emplea una táctica de
ventas basada en la conformidad social: Lo que hace la mayoría:
Se presenta una acción como lógica
porque la hace la mayoría. Se trata de que aprovechar ese fin de semana para
comprar es bueno porque otras personas lo creen así.
Además, esta conformidad social
potencia la escasez, debido a la lucha por los recursos escasos. No es sólo que deseemos más un mismo objeto
cuando éste es escaso, sino que nuestro deseo es máximo cuando hay competencia
por conseguirlo. La sensación de estar compitiendo por unos recursos
escasos tiene una considerable capacidad de motivación. Hay más gente
compitiendo por este artículo en oferta y nos puede parecer que si dedicamos un
rato a meditar si necesitamos o no el artículo, puede llegar otra persona y llevárselo.
La idea de ser desplazado por un
rival convierte en entusiasmo las vacilaciones de muchos compradores.
3.- EL PRINCIPIO DE SIMPATÍA
Siempre
que estamos en una situación agradable, experimentamos un estado afectivo
positivo y en ese estado somos más fáciles de convencer, para que compremos
ese artículo.
Además, de presentarse como un
acontecimiento único y temporal, en el Black
Friday saben asociar el acto de comprar con algo positivo, la alegría de la
fiesta: “el establecimiento se
adorna, es como una fiesta, con lo que se intenta dar sensación de alegría, y
se apela a nuestras emociones. Ello aumenta la fuerza de para sucumbir a la
tentación. Si además participa mucha gente, ¿cómo vamos a quedarnos fuera?”.
CÓMO PROTEGERNOS
Para evitar compras irracionales y
decepcionantes, lo principal, es intentar pensar a largo plazo. Hay que “activar nuestro mecanismo racional para
detener la pulsión de compra” y “posponer
la gratificación inmediata frente a la presión social”. Es decir, debemos preguntarnos si lo que nos ofrecen
lo necesitamos realmente. Y si no es así (y la mayor parte de las veces
no lo es), esperar a comprarlo
cuando lo necesitemos. Ayuda
recordar que en realidad no es un día excepcional: dentro de unas semanas nos
van a ofrecer más gangas y rebajas, ya sea por las rebajas de enero, por el día
de los enamorados, por el día sin IVA, por la semana de oro…. Las oportunidades
se presentan como únicas, pero ocurren cada dos meses.
Otros consejos son: hacer una lista de lo que realmente necesitamos,
para evitar las compras por impulso (de las que nos arrepentiremos en
seguida), y tener en cuenta todos los trucos de las tiendas para hacernos creer
que estamos ante una oferta que no podemos rechazar: los comerciantes nos dejan
pistas que parecen situarnos, pero que a menudo sirven para despistarnos, y
aunque no nos lo parezca, la decisión acaba siendo más emocional que racional.
Por ejemplo, los precios se presentan
resaltando lo que nos vamos a ahorrar y no lo que nos gastamos. También es
importante el contexto. En su libro Princeless, William Poundstone explica el truco que
usó Williams-Sonoma para doblar las ventas de su panificadora de 279 dólares:
puso a la venta otra de 429 dólares al lado. De repente, un producto con un
precio por encima del mercado se convirtió en una ganga (Es la fuerza del
principio de contraste).
Apuntar el precio de los productos durante el mes que precede. Observe el precio de aquello que desea comprar con un mes de antelación. De esta forma, ya que junto a la rebaja siempre ha de figurar el precio original o el porcentaje de descuento,podrá comprobar si la evolución del precio es realmente ventajosa.
Según la OCU, en 2016 apenas un 13 % de los productos bajaron su precio,incluso se detectó una subida de un 2 % en la media de productos. El año pasado, la OCU detectó que: casi la mitad de los productos (45.6 %) tenían durante el Black Friday el mismo precio que el mínimo visto durante el mes anterior, un 38.6 % tenían un precio superior al mínimo alcanzado durante el mes anterior, y que solo un 15.8 % cumplían los requisitos para poder indicar un precio inferior al mínimo observado en el mes anterior.
Apuntar el precio de los productos durante el mes que precede. Observe el precio de aquello que desea comprar con un mes de antelación. De esta forma, ya que junto a la rebaja siempre ha de figurar el precio original o el porcentaje de descuento,podrá comprobar si la evolución del precio es realmente ventajosa.
Según la OCU, en 2016 apenas un 13 % de los productos bajaron su precio,incluso se detectó una subida de un 2 % en la media de productos. El año pasado, la OCU detectó que: casi la mitad de los productos (45.6 %) tenían durante el Black Friday el mismo precio que el mínimo visto durante el mes anterior, un 38.6 % tenían un precio superior al mínimo alcanzado durante el mes anterior, y que solo un 15.8 % cumplían los requisitos para poder indicar un precio inferior al mínimo observado en el mes anterior.
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