El cliente entró en la farmacia con
paso firme y mirada decidida. Se acercó al dependiente y, señalando el
combo dentífrico + colutorio del expositor, preguntó el precio. Escuchó la
respuesta y dijo, simplemente, “me lo llevo”. Pagó el importe indicado. Tras despedirse, tomó
la bolsa con el combo y se marchó.
¿Vendió la farmacia el 'pack', o lo
compró el cliente?
¿DESPACHAMOS O VENDEMOS?
Definamos qué es y qué ocurre en
cada una de dichas opciones:
1.- DESPACHAR: este término se usa,
peyorativamente en la jerga comercial, para describir a quienes se denominan
vendedores y sólo se limitan a proveer al comprador potencial de lo que
solicita, sin otra intervención adicional que entregarle el bien solicitado,
registrar la operación y concretar su cobro.
La atención es elemental, breve, y
con mínima cortesía. Debido a carencias de perfil de vendedor y la falta de
capacitación, hay desconocimiento del beneficio que aporta su oferta. Lo que en
muchos casos se manifiesta en escasa predisposición y calidad en la atención a
cada cliente actual o potencial.
La culpa, además de en el
dependiente, también reside en quien lo ha designado para atender. Seleccionar
a un dependiente sin capacitación (por pensar que resulta económico y fácil
de reemplazar en caso de despido o renuncia), o colegir que no requiere gastos
de capacitación (por desgracia, en demasiadas ocasiones, la formación es vista
como un gasto, en lugar de como una inversión), es un error de concepto que
implica importantes perjuicios a medio y largo plazo. La imagen que se
lleva el cliente al retirarse del local, habiendo comprado o no, será comentada
a sus amigos o familiares para evitarles una posible insatisfacción.
2.- VENDER: la venta es una profesión de
servicio para satisfacer con honestidad al usuario mediante el asesoramiento
de su mejor opción para satisfacer una necesidad o resolver un problema que nos
manifiesta un potencial comprador.
Requiere un representante con vocación, y
como nadie nace con todas las cualidades que se requieren para desempeñarse de
forma idónea en el cargo, antes deberá ser capacitado:
1.- Conocer todos los
productos y servicios de la empresa.
2.- Aprender a realizar una
entrevista de asesoramiento para beneficiar al consumidor y llevarlo a
que de forma natural tome sus mejores decisiones de compra.
El vendedor debe consultar sobre
el motivo de su visita, profundizar en la situación que dio origen a su
solicitud. Solamente así podrá asesorar al cliente sobre el tipo de
producto más útil o adecuado para su problema. E incluso complementar o
suplementar su pedido original con un segundo producto o servicio, que mejore
los resultados del primero, o que sea complementario para el logro de los
resultados deseados. Y si espontáneamente se interesa por algún
producto que en nuestra opinión no le va aportar ningún beneficio
desaconsejárselo. Aunque parezca una paradoja eso es vender, perdemos la
venta en el momento pero ganamos en confianza y así lograremos captar a ese
cliente y futuras ventas consiguiendo prolongar la relación en el tiempo.
El cliente, decida o no comprar tras
esa entrevista, se irá con la imagen positiva de haber sido a tendido por un
buen vendedor y recordará siempre el hecho de que se preocupo de analizar su
caso particular.
¿QUÉ SIGNIFICA VENDER?
Existen muchas definiciones sobre el
arte de vender, pero sin lugar a dudas, una de las principales nos indica lo
siguiente: la venta es un proceso profesional que consiste en detectar
y activar las necesidades de los clientes para beneficio del cliente, del
vendedor y de la empresa.
De la definición anterior se
desprenden siguientes consideraciones:
1.- LA VENTA ES UN PROCESO:
la idea de proceso nos obliga a pensar en ETAPAS que todo vendedor debe
seguir para alcanzar el objetivo de vender.
2.- PROFESIONAL: nos indica
que la venta es una profesión que posee técnicas, pasos y una metodología
precisa.
3.- DETECTAR Y ACTIVAR
NECESIDADES: nos marca la necesidad de un proceso de investigación de las
necesidades del cliente para su reconocimiento y activación. (Preguntar el
motivo de su visita, qué le ocurre, para qué desea el producto/servicio que ha
solicitado...)
4.- BENEFICIOS DEL CLIENTE,
VENDEDOR Y EMPRESA: nos habla de la idea de un modelo donde las tres partes
interesadas en el intercambio salen beneficiadas en la transacción.
Estas cuatro consideraciones son
claves para comprender en profundidad el concepto de venta profesional y
diferenciarla de la práctica corriente de despachar.
DIFERENCIAS ENTRE DESPACHAR Y VENDER
Mientras despachar implica un
proceso de atención de clientes caracterizado por la ausencia de preguntas*
y de técnicas de venta, el arte de vender implicará un esfuerzo
disciplinado, un proceso activo de investigación de las
necesidades de los clientes que el vendedor deberá llevar adelante a partir
de seleccionar estratégicamente PREGUNTAS para revelar dichas
necesidades.
* Llegado a este punto, debe
aclararse que DISPENSAR, realizando las preguntas: conoce para qué
es, cuándo tomarlo, cuánto tomar, cómo utilizarlo, y cuánto tiempo, es
una forma de despachar. No se ha profundizado en ¿qué necesidades tiene el
usuario? Le entregamos un producto, con las instrucciones para su uso correcto.
Otro gran diferenciador entre
despachar y vender es la diferencia entre CARACTERÍSTICAS y BENEFICIOS.
La venta se concentrará en los beneficios y el despachar lo hará en las características.
Para comprender en profundidad este
punto debemos conocer que una característica es una descripción técnica
de un producto, una peculiaridad. En cambio, el beneficio es la razón
por la cual esa particularidad es útil. El Arte de vender implicará
demostrarle al cliente a través de los beneficios cómo nuestro producto satisface
su necesidad.
Finalmente, existen muchas
diferencias entre despachar y vender, pero la principal diferencia salta
a la vista y se conecta con las ventajas de ambas prácticas: DESPACHAR nos
permitirá atender cordialmente a nuestros clientes asesorándolos sobre los
productos. VENDER nos otorgará la posibilidad de construir una relación
con ese cliente, ampliando la venta hacia sus necesidades y otorgándonos una
rentabilidad mayor en el corto y largo plazo.
AHORA TE PREGUNTO... ¿QUÉ HACES TÚ?
He aquí algunas preguntas que
podrías hacerte. Sé honesto/a contigo mismo/a.
1. ¿Qué porcentaje de tus ventas
provienen de las contingencias que vienen a ti, y cuántos son el resultado de
tus esfuerzos de prospección y venta de nuevos clientes y/o oportunidades?
2. ¿Cómo se te da encontrar y
vender a nuevos clientes?
3. ¿Qué porcentaje del volumen de
ventas es de venta cruzada? (¿en qué porcentaje eres capaz de aumentar la
venta que el comprador ya se ha comprometido a realizar?).
Cuando la economía se desacelera y
un millón de otras excusas abruman al “despachador” el verdadero profesional de
ventas siempre sabe dónde y cuándo salir y cómo llegar, para captar y generar
negocio. Aunque pasar de despachar a vender requiere un cambio de mentalidad
y la determinación de llevarlo al terreno de los hechos y mejorarlo en forma
permanente.
Por último ¿recuerda la fábula:
quién se ha llevado mi queso? (https://clea.edu.mx/biblioteca/Quien-se-ha-llevado-mi-queso.pdf). No seas una víctima de las
circunstancias, no esperes a que vuelva el queso viejo, ¡sal al laberinto a
buscar queso nuevo!
POSDATA:
Esta entrada fue publicada
originalmente el 9 de septiembre de 2013 en el blog “El rincón de Linimento.
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