El
dolor de espalda afectará al 80 % de los usuarios en algún momento
de su vida. Es el responsable del 12,5 % de las bajas laborales y
de forma crónica afecta a aproximadamente a un 18% de la población.
De
tal suerte, un 14 % de los clientes que entran en nuestra farmacia
tiene dolor de espalda. Sin embargo, en la mayoría de los casos no
los detectamos, porque ellos no nos cuentan nada.
1.-
¿A QUIÉN ME DIRIJO? (perfiles de clientes)
Podemos
hallar diferentes perfiles de pacientes/clientes:
a).-
Personas mayores que suelen sufrir de dolor de espalda crónico
(el dolor de espalda crónico se incrementa con la edad, -afecta a
más del 30% de la población mayor de 30 años-).
b).-
Población activa, en este grupo se suele padecer dolor de
espalda de forma ocasional.
c).-
Deportistas, en los que el dolor de espalda es consecuencia de
los esfuerzos y tensiones a los que somete su musculatura.
Hoy
nos vamos a centrar en el segundo perfil: trabajador que
sufre dolor de espalda de forma ocasional. Vamos a orillar a
deportistas y a mayores con los que emplearemos otros protocolos. No
obstante mucho de lo que leerán a continuación puede aplicárseles
también.
Nuestro
paciente tipo va a ser: una persona de entre 45-57 años de edad, que
trabaja, sabe lo que desea y busca soluciones rápidas a ese dolor
de espalda que le limita en sus actividades diarias, por ejemplo
le impide rendir al 100 % en el trabajo, o incluso le afecta es su
actividad social.
No
suele hablar mucho de su problema porque cree que está bien
informado. De hecho no suele pedirnos consejo. Directamente nos
solicitará un producto.
Estamos
hablando tanto de mujeres como de hombres. Pues resulta que las
mujeres sufren más este problema (un 55,6 frente a un 44,4 %).
Los
productos que suelen pedirnos son antiinflamatorios no esteroideos
(AINE) orales, AINE tópicos, analgésicos orales, parches de calor,
almohadillas eléctricas…
Una
vez definido el perfil del cliente pretendemos esbozar un guión
que permita que desarrollemos una conversación ágil, que no se
prolongue demasiado, y que despierte el interés de nuestro
cliente/paciente.
Dentro
de ese guión dos aspectos son de suma importancia:
1.-
¿Qué preguntas deberemos realizar?, que nos permitan conocer
qué necesita el paciente/cliente, y
2.-
¿Cómo el producto/servicio que le venderemos satisfará su
necesidad?, es decir, el argumento.
2.-
PREGUNTAS PODEROSAS
Debemos
preguntar al paciente/cliente ¿cuál es su problema?, o ¿para
qué necesita ese producto (por ejemplo un analgésico), que nos
ha solicitado?
El
personal de la farmacia debe demorarse en esta cuestión, para poder
afinar en el diagnóstico, y por tanto en el tratamiento. O bien,
para poder derivar al paciente al profesional sanitario más
adecuado.
Tras
el saludo de rigor comenzaremos con una pregunta abierta (ya hemos
hablado de este tipo de preguntas), por ejemplo: Cuénteme ¿qué
le sucede?, o bien algo como: Discúlpeme una pregunta, ¿qué
síntomas presenta?, o (si nos pode un analgésico o un AINE),
¿además de dolor tiene otros síntomas?
Generalmente
el paciente reaccionará bien y nos contará que tiene dolor de
espalda… La mayoría de las veces suele ser lumbar o cervical. Las
zonas dorsal y sacrocoxígea son menos habituales. En el caso (poco
habitual), que nos mirase de forma extraña, le diremos que es para
aconsejarle el mejor artículo para su problema, pues puede que el
que nos ha solicitado no lo sea. Llegados a este punto (el
paciente/cliente), nos escuchará y nos contará.
Otras
preguntas que habremos de realizar son:
¿Cuánto
hace que presenta los síntomas? (El objetivo de esta pregunta es
asegurarse de que los síntomas son consecuencia de un cuadro agudo y
no crónico, que requerirá la derivación al médico).
¿Es
la primera vez que le pasa o ya le ocurrió antes? Esta pregunta
es importante porque el porcentaje de recaídas alcanza un 85 %. De
hecho un tipo de dolor de espalda es el recurrente: episodios agudos
sucesivos separados por periodos libres de síntomas de varios meses.
Así por ejemplo, en lumbalgia causada por artrosis, el dolor se
presenta como lumbalgia aguda, se alterna con largos periodos en los
que el paciente no nota molestias, y ocasionales reagudizaciones del
dolor. Por otra parte, si el paciente nos dice que recae a menudo, su
interés por las soluciones que podamos proponerle será mucho mayor.
También
habremos de enterarnos de cuándo aparece el dolor. ¿Le duele al
mover la espalda o en reposo? ¿Mejora con el reposo? La
lumbalgia de causa mecánica se caracteriza por dolor que aumenta al
mover la región lumbar, pero que mejora con el reposo. En la
espondilitis, el dolor aparece en reposo (generalmente por las noches
o al amanecer), y mejora con la actividad. Se trata de un dolor
inflamatorio y el paciente debe ser derivado al reumatólogo.
Deberemos
conocer algún aspecto de su estilo de vida. ¿En el trabajo está
demasiado tiempo de pie o sentado? ¿Su trabajo carga la zona lumbar?
En función de la respuesta que nos dé aportaremos unos consejos u
otros para prevenir el dolor de espalda, o recomendaremos uno u otro
producto complementario.
Saber
si el dolor le afecta en su día a día. ¿Descansa bien por la
noche? ¿El doloR le impide conciliar el sueño? ¿Le despierta de
madrugada o antes de lo previsto? ¿Afecta el dolor a sus actividades
habituales de modo que tiene que cambiar de rutina?
Y
por supuesto, no debemos orillar cuestiones como. ¿Ya ha tomado
algo? (para evitar recomendar un producto que ya ha sido probado
sin éxito por el paciente), o ¿Toma alguna otra medicación? Así
se evitará interacciones con cualquier medicamento que se
recomiende, y se obtendrá información sobre la patología crónica
del paciente.
Realizar
preguntas nos permite diferenciarnos de los competidores. También
posibilita identificar alertas, situaciones en las que el paciente
debe ser derivado al médico, o aconsejar un tratamiento más
completo y más adecuado, consiguiendo así la fidelización del
paciente, gracias al éxito de nuestras recomendaciones.
Por
otro lado, conocer las preguntas que se deben realizar permitirá
mantener una conversación más estructurada, y facilitará obtener
toda la información que necesitamos para hacer recomendaciones
útiles y eficaces.
En la próxima entrada finalizaremos el tema exponiendo los diferentes productos que como farmacéuticos podemos prescribir para el dolor de espalda y los argumentos con los que podremos justificar nuestras recomendaciones.