Ahora debe exponer a cliente los beneficios que
presenta el artículo que le ofrece. Sin embargo, ¿cuántas ventas se estarán
perdiendo por desconocer qué es, y cómo se argumenta eficazmente?
Por
eso, en este artículo voy a intentar sintetizar algunos consejos
que pueden sernos útiles para argumentar tus ventas.
1.- Preparación para tener argumentos de ventas
El
mejor consejo que puede darse a quien desee argumentar bien, es prepararse
bien. Picasso decía que la inspiración existe pero tiene que pillarte
trabajando. De manera semejante, la habilidad argumentativa, existe, pero tiene
que pillarte preparado, conocedor del fondo del asunto. No se puede argumentar bien sin un buen conocimiento.
Toda buena
argumentación se basa en dos principios:
El primero es conocer
perfectamente el producto/servicio que se vende.
Para ello se analizará los productos y servicios ofertados en términos de
venta.
Con ello, se
establecerá las características y beneficios que poseen cada uno de los
productos o servicios que se comercializan. Luego de completar el análisis con
todos los productos y servicios propios corresponde hacer el mismo estudio para
con todos los productos o servicios que compiten en el mercado de manera tal
que puedan contarse con efectivas respuestas a la hora de responder objeciones.
El vendedor tiene la obligación de hacerse experto en el producto o
servicio que está vendiendo. Si no se prepara es muy probable que se sienta
abrumado cuando se le presente un cliente exigente. Lo ideal es que se muestre solvente en el artículo que está vendiendo
ante las preguntas de un cliente.
2.- Evitar la
improvisación delante del cliente
Improvisar genera dudas ante el cliente,
por eso es fundamental tener un buen
discurso preparado que aporte
confianza y seguridad. En ventas es igual de importante lo que se
dice que cómo se dice.
3.- Responder a las necesidades del cliente
Ciertamente hemos de conocer perfectamente los
productos/servicios que vendemos. Pero
sobre todo, habremos de saber
qué necesidades tiene el cliente al que estamos atendiendo (este es el 2º principio de una buena argumentación).
Preguntar para
tener argumentos de ventas
No
se pueden presentar argumentos de ventas ni conocer las necesidades del cliente
si no se hacen preguntas. Es importante que el vendedor realice preguntas para
saber qué es lo que necesita el cliente. Lo ideal es que el vendedor
realice preguntas abiertas, que le permitan al cliente explayarse y ofrecer la
información necesaria.
Cada cliente
es un mundo, y por tanto cada cliente tiene necesidades distintas. Asegurémonos de conocer bien su caso antes de intentar venderle nuestro producto/servicio, y le
pondremos ejemplos concretos relacionados con su problema y cómo se podrían
solucionar. Por ejemplo, a ese cliente que vino por una crema para piernas
cansadas le comentaremos que favorece el retorno venoso aliviando la tirantez y
la hinchazón.
4.- Hablarle de su problema
Muy seguramente el cliente ya lo
sepa, pero asegúrate de que tiene claro cuál es su problema, y
todos los inconvenientes que le provoca.Un resumen de las necesidades detectadas destacando aquellas que
pueden ser satisfechas con los beneficios aportados por el producto/servicio
que tratará de vender
- “Desea una
crema para piernas cansadas para aliviar la sensación de tirantez e hinchazón,
¿verdad?”
Además, esto
hará que te vea más cercano al demostrar que sabes qué es lo que no le va bien,
que te preocupas por él. A veces también puede irte bien comparar su situación
con otra similar, de otro cliente que hayas tenido, para que se sienta
identificado con la historia de este tercero y vea que le puedes ayudar:
-
Farmacéutico. Es frecuente la aparición de diarrea cuando se toma un antibiótico,
¿le sucedió la última vez? (Recordemos
que el objeto de la pregunta es que el cliente verbalice y sea consciente de su
necesidad).
- Cliente: Pues
sí, la última vez que tomo antibiótico tuvo diarrea…
- Farmacéutico: El probiótico favorece la regeneración de la flora intestinal dañada
tras la administración del antibiótico, reduciendo la incidencia de diarreas, y
permite recuperarse en menos tiempo.
5.- Ofrecerle una solución
Esto es
lógica pura y dura, si le acabamos de hablar de su necesidad/problema, lo
suyo es que ahora le ofrezcamos una solución (¿sino a qué narices ha
ido a la farmacia?). Le explicamos nuestra propuesta de valor, sin entrar en
detalles demasiado específicos o aburridos, intentaremos ir al grano y
demostrarle que nosotros somos los idóneos para solucionar su problema.
- Este antigripal le aliviará
tanto el dolor y las molestias como la congestión.
-
Esta crema hidratante con aceites
vegetales regenera la piel (eliminando las grietas) y la protege para que no
vuelvan a aparecer
Una
vez se llega a establecer con claridad cuáles son las verdaderas necesidades o
problemas relacionados con nuestra oferta:
-
Recapitulando: busca preservativos, que
pueden ser de látex, pues no es alérgico, de tamaño grande y que permitan más
sensibilidad, ¿cierto?
Es el momento en que debe recomendarse el artículo a través
de las argumentaciones correspondientes:
- Le voy a recomendar estos
condones ultrafinos con los que obtendrá mayor sensibilidad y placer.
Pero cuidado, no confundamos nunca la argumentación de
venta con los consejos de uso del Producto. Los consejos de uso explican
las condiciones de manejo del producto para su mejor utilización. Un
consejo de uso explica pero no vende.
6.- Seguir un discurso objetivo y bien explicado
Imaginemos que nos
encontramos en un restaurante. El camarero toma nota de lo que vamos a comer. A
los cinco minutos sirven los platos en el siguiente orden:
1º. Arroz
con leche
2º. Secreto
ibérico
3º. Entremeses
variados
4º. Sopa
de marisco
En el peor de los
casos, y si llevamos tres días sin comer, es posible que no reparemos mucho en
este detalle y demos buena cuenta del festín según te lo van poniendo en la
mesa. Aún y con todo pregunto, ¿sería lógico servir los platos en ese orden? ¿Verdad que no? Pues eso hacen a diario muchos vendedores. Abruman al cliente
con argumentos exentos de conexión entre sí. Debemos argumentar, pero debemos
hacerlo de una manera estructurada.
Establezcamos el
camino a seguir: un buen guión de ventas debe marcar las fases
de la conversación, desde cómo iniciarla hasta las propuestas de cierre
pasando por frases que permitan empatizar y conectar con el cliente.
a.- Identificar las características de
nuestro producto o servicio que satisface las necesidades del cliente. Por
ejemplo: - preservativos lubricados.
b. Convertir cada característica en una ventaja ligada
a la adquisición nuestra oferta por parte del cliente. Por ejemplo: - están lubricados, lo que es esencial para evitar rasgaduras o roturas,
y también ayuda a que os mováis juntos.
c. Finalmente, comunica esa ventaja como un beneficio
fácil de entender para el cliente. Por ejemplo: - con estos condones tendrá relaciones más
placenteras
Generalmente, al cliente sólo le interesa conocer el
beneficio, no la ventaja ni la característica. Por lo tanto, únicamente es necesario
que entres en tal nivel de detalle si el cliente cuestiona la veracidad de tus
afirmaciones o te pide que justifiques el beneficio que le acabas de exponer.
7.- Mostrar un razonamiento lógico.
Si lo que le
explicamos al cliente no tiene lógica, obviamente se dará cuenta. Hay que utilizar una secuencia lógica,
descomponiendo en trozos pequeños nuestro discurso e incluso nuestro
producto en sí.
Si te expresas con propiedad desde un punto de vista objetivo, el cliente
confiará antes en ti. No hace falta que te líes, es mejor utilizar un discurso sencillo que intentar darle mil vueltas a
las cosas.
8.- No ser un robot
¿Eres un
loro? Pues entonces no actúes como tal. Adáptate a la reacción
de cada cliente de manera interactiva, ni se te ocurra repetir el mismo
discurso una y otra vez con todos los clientes, porque cada uno de ellos es
distinto a su manera y por tanto tiene necesidades distintas que debes encarar
de diferentes maneras.
Les ofrezco dos consejos extra:
A.- Señalar por qué es bueno comprarnos a nosotros
Recuerdo que
convencí a una cliente para que comenzara a utilizar unas medias de compresión,
se lo vendí tan bien, que tomó la decisión de comenzar a utilizarlas.
Dediqué todo el
tiempo a convencerla de por qué comprar este producto, pero no dediqué ni un
segundo a por qué comprarlo en nuestra farmacia. A esto se le llama abrirle
los ojos a un cliente.
No orillemos que los beneficios, soluciones y ventajas no
redundan sólo en comprar tu producto, sino en comprárnoslos a nosotros.
La experiencia de uso de un producto puede ser muy diferente según quien lo
venda o suministre. No nos olvidemos de recalcar en nuestro argumento por qué
es más interesante comprarnos a nosotros.
B.- Utilizar los principios de influencia
Estos
principios de influencia nos ayudarán a
persuadir a nuestro posible cliente para que nos compre. Un psicólogo
Robert Cialdini identificó 6 principios. Son los siguientes:
1.- Reciprocidad. Dar primero para recibir después.
2.- Escasez. Hacer que tu oferta sólo ocurra
durante un periodo limitado, y presentarla como una oportunidad que se puede
perder.
3.- Autoridad. Las personas tienden a seguir consejos y la dirección de aquellos
que son percibidos como expertos.
4.- Coherencia.
Crear un compromiso voluntario, activo y público, convenciendo poco a poco.
5.- Simpatía. Nos gusta la gente similar a
nosotros, y que nos hagan cumplidos antes de comprar. Demostrar intereses o
afinidades comunes.
6.- Aprobación
social. “Si la gente lo hace, yo también”. Lo que haga el resto de la gente
puede influir en lo que haga el cliente.
Yo añado
otros 2 principios (también mencionados por Cialdini), que nos ayudarán a
persuadir al cliente potencial: El principio
de contraste y la aversión a perder.
Todos estos principios y el cómo podemos emplearlos a la hora de vender, serán
desarrollados en posteriores entradas.
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