sábado, 30 de junio de 2018

Vendiendo un fotoprotector en la farmacia 2. Argumentamos con beneficios no con características

Ayer, era mi día de descanso semanal, fuimos a la playa, pero tuve que hacer una “escala técnica” en una farmacia.
- Hola, quisiera un protector solar para mis hijos…
- Le recomiendo éste. Ofrece una muy alta protección, tiene un factor de protección 50+, aporta triple protección solar (protege contra la radiación UVB UVA e IR). Es resistente al agua a la fricción. Además es el más vendido.
¿Creen que fue una buena argumentación de ventas?
Voy a olvidar por un momento que directamente me ofreció un factor de protección 50+ (yo también ofrecería un factor de protección solar muy alto), o que uno de sus argumentos haya sido “es el más vendido” (un intento de utilizar la aprobación social como técnica de influencia). Deseo concentrarme en un hecho: el farmacéutico me ha descrito las características más sobresalientes de ese producto, que por cierto ya conocía porque vienen en la etiqueta del producto.
Esta experiencia de compra se produce en muchos establecimientos. Porque pese a ser un concepto relativamente simple, la publicidad está plagada de características del producto, en lugar comunicar beneficios.
Muchos vendedores están tan enamorados de los productos y/o servicios que ofertan, que han perdido de vista al verdadero rey del negocio: el cliente.
Pese a que todas las acciones del cliente giran alrededor de la pregunta: “¿QUÉ GANO YO CON ESTO?
Las personas normalmente no atienden cuando alguien les explica las características lo que se está ofreciendo. Lo único que interesa a los clientes es encontrar la respuesta a la pregunta anterior  ¿qué beneficios les aportará la compra?
De tal suerte, dejemos de hablar de características y empecemos a hablar de beneficios. Pero tengamos claro la diferencia, porque existe una delgada línea que separa características y beneficios:

1.- CARACTERÍSTICAS

Describen lo que el producto o servicio es. Las características están relacionadas con los elementos físicos de un producto/servicio. Son observables, fáciles de medir, generales y relacionadas con la naturaleza del producto o servicio. Por ejemplo:
Muy alta protección, triple protección solar (frente a UVB, UVA e IR), resistente al agua y la fricción…

2.- VENTAJAS

Son características de un producto/servicio que lo hacen mejor si se le compara con sus competidores directos. Por ejemplo:
Su dosificador permite gastar sólo la cantidad justa, está en promoción y trae un 30% de regalo, contiene filtros biológicos, es “wet skin” (eficaz sobre piel mojada).
Muchas veces, cuando estamos vendiendo y defendiendo nuestros productos/servicios, no nos damos cuenta de lo fácil que es acabar hablando de nosotros, de nuestras ventajas, de lo mejor que somos respecto a la competencia.
Aunque pensemos que describir nuestras características nos ayuda a vender, lo que hace es alejarnos del que nos escucha, a nadie le importa el detalle de las características que conforman nuestros artículos, ni siquiera lo mejor que somos en determinados aspectos respecto a otras opciones.
Dale Carnegie afirma que: a todo el mundo le gusta hablar y escuchar hablar de uno mismo. Sin embargo, hablar demasiado de ti hace que la otra persona piense que no le interesas demasiado, que no te importan mucho sus problemas, y lo que es peor, se cansará.

3.- BENEFICIOS

Beneficio es el provecho, la conveniencia, el fruto o el interés que se obtiene de algo.
A diferencia de las características y las ventajas, los beneficios viven en la percepción del cliente. Los beneficios de tu producto/servicio siempre lo son para el usuario, y además, son diferentes para cada uno. Por tanto, hablar de beneficios supone hablar del cliente, de cómo nuestro producto se adapta a su realidad y cómo le va a ayudar en su caso concreto.
Un beneficio es el uso positivo que un cliente hace de una característica del producto o servicio, y que le ayuda a cubrir una necesidad o deseo específico.
A veces es difícil ver la pequeña diferencia entre ventaja y beneficio, pero si el cliente nota el provecho para él, en la característica mencionada, vamos por buen camino.
Ejemplos de beneficios serían:
Se extiende fácilmente, proporciona un acabado sedoso y sin brillo, puede aplicarse sobre piel mojada (no requiere secarse primero), potencia el sistema inmunitario de la piel de su niño…
Pero déjenme volver un momento a la argumentación anterior del fotoprotector:
- Le recomiendo éste. Ofrece una muy alta protección, tiene un factor de protección 50+, aporta triple protección solar (protege contra la radicación UVB UVA e IR). Es resistente al agua a la fricción. Además es el más vendido.
Y permitan que les pregunte: ¿Hay alguna diferencia  entre lo que me dijo el vendedor y lo que leí en la etiqueta?
El compañero farmacéutico, que me ha ofrecido el fotoprotector, probablemente ignora lo que todo comprador interesado desea: que le expliquen qué significa esa característica para él, después de conocer qué es realmente lo que necesita o qué desea solucionar con el producto/servicio que ha solicitado.
UN PROTOCOLO PARA ARGUMENTAR
El argumento consiste en exponer el beneficio que el producto/servicio ofrecido reportará a un cliente concreto. Porque el producto/servicio no se vende por lo que es sino por lo que puede hacer por el cliente, esto es, por la utilidad que le reportará.
Así pues, debemos hablarle de los beneficios que obtendrá modificando nuestro discurso a su realidad. De tal suerte que favorezcamos que nuestro interlocutor visualice de manera directa y clara el retorno que obtiene al comprar, en su caso el fotoprotector.
Buena extensibilidad y rápida absorción, apenas hay que masajear para aplicarla.
Proporciona un acabado sedoso y sin brillo.
No blanquea, o no deja residuo sobre la piel.
Se absorbe rápidamente dejando sensación fresca y agradable
Resistente al agua, es perfecta para que jueguen en la piscina o la playa
¡Eso sí lo entiende el cliente!
Por tanto, las características deben ir acompañadas de los beneficios que aportará (al cliente) su compra
También utilizaremos  “un puente, un enlace” entre la característica y el beneficio, que servirá para introducir al cliente en la cadena lógica: “lo que significa que usted...”, “de esta forma usted podrá...”, “lo que permitirá que usted...”, “esto es importante para usted, porque...” 
Un ejemplo:
Características:        “contiene filtros biológicos como vitamina E y dexpantenol"
Puente:                    “esto es importante para usted, porque…”
Beneficios:         “mejora la hidratación y potencia la función barrera de la piel lo que lo hace especialmente indicado para la delicada piel de los niños, incluso es apto para pieles atópicas”
Les pongo otros ejemplos (que he empleado para argumentar fotoprotectores faciales):
Características:    “aporta vitaminas y antioxidantes que evitan la formación de radicales libres producidos por la radiación solar"
Puente:                    “de esta forma usted…”
Beneficios:               “ve notablemente reducidos los signos del  envejecimiento de la piel”
Otro ejemplo más:
Características:        “es una crema con color"
Puente:                    “lo que permitirá que usted…”

Beneficios:               “tenga un tono muy natural para un perfecto efecto buena cara"

Finalmente (tras exponer el beneficio), no olvidaremos la VALIDACIÓN:

Cuando hayamos logrado implementar una secuencia de característica/beneficio a la medida de nuestro cliente, es necesario averiguar si el cliente realmente cree que el producto ofrecido lo beneficiará. Preguntándole: ¿qué le parece?, ¿está de acuerdo?, ¿Y no es eso lo que realmente desea?,...
Esta técnica permite obtener cierres parciales. Generar acuerdos parciales nos conduce a lograr el cierre con total naturalidad y seguridad.

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