Podemos definir
la venta como un proceso cuyo fin es satisfacer las necesidades de
nuestros clientes con los beneficios de nuestros productos o
servicios.
Pero…
¿Cómo podemos
satisfacer las necesidades de nuestros clientes si las desconocemos?
La respuesta es simple: NO PODEMOS.
¿Y qué podríamos
hacer para solucionarlo? La respuesta es sencilla: PREGUNTARLES
Así, entenderá
perfectamente que no puede permitirse el lujo de seguir argumentando
como un loro. Piénselo un momento, descubrir las necesidades de sus
clientes, conocer
que es lo que no quiere, y ganar
la confianza y el interés en su producto/servicio por parte de tu
cliente,
¿no son motivos más que suficientes para cambiar esos largos y
aburridos discursos por preguntas efectivas?
Hoy veremos alguno de los errores que cometemos
(yo me incluyo) al realizar preguntas.
1.- NO PREGUNTAR
Destaco la omisión de preguntas, como error al preguntar, por su
frecuencia e importancia en la venta: SI NO CONOCE LAS NECESIDADES
DEL CLIENTE, ¿CÓMO PODRÁ SATISFACERLAS? Muchos los vendedores
abusan de la palabra, en detrimento de la pregunta y la escucha. Como
expreso el escritor egipcio Naguib Mahfouz: “Tú
puedes ver si alguien es listo por sus respuestas, y si es sabio por
sus preguntas”.
2.- NO SABER QUÉ
PREGUNTAR
No saber que preguntar o plantear preguntas que no
nos aporten información relevante, es similar a no preguntar.
Antes de interactuar con nuestros clientes debemos
preparar un conjunto de PREGUNTAS ABIERTAS que nos
permitan obtener la máxima información sobre las necesidades
y deseos de nuestros clientes.
3.- PREGUNTAR PERO NO ESCUCHAR
El vendedor hace preguntas porque sabe que es parte del proceso de
venta; pero como cree saber lo que el cliente necesita, conteste lo
que le conteste, seguirá con su plan de venta preconcebido.
Si no le interesa lo que le vayan a decir, ¿para qué pregunta?
Preste atención a Su cliente, ¡escúchele! (escuchar es
algo más que oír). Preste atención a lo que dice, y
también a cómo lo dice. Establezca un feedback adecuado
con su cliente, hágale saber y sentir mediante
ligeros gestos que le escucha, y que le parece de gran interés lo
que está contando. De hecho es de gran interés, porque nos está
contando (sin saberlo) como debemos argumentar los beneficios
cuando pasemos a la fase de argumentación.
4.- PREGUNTAR Y RESPONDERSE
Si no saber qué preguntar es un error, igual o peor es preguntar
para respondernos nosotros mismos. Dele tiempo al cliente
para responder.
Muchos vendedores hacen preguntas, el cliente piensa
la respuesta durante unas décimas de segundo (que al vendedor le
parecen minutos) y el vendedor comienza a impacientarse, y retoma la
palabra para repreguntar, explicar la pregunta o directamente
responderla.
Suele haber una incapacidad para hacer algo a priori muy fácil:
callarse y esperar a que el otro responda.
Recuerde que la persona más importante de la venta es el
cliente. ¡Que sea él quien responda!
5.- UTILIZAR
PREGUNTAS CERRADAS EN VEZ DE ABIERTAS
Durante la etapa de indagación de necesidades, las
preguntas abiertas deben ser nuestra principal elección.
Las preguntas abiertas hacen participar al cliente,
descubren nuevos datos o necesidades que desconocíamos. Este tipo de
preguntas comienza con un adverbio o un pronombre interrogativo:
QUIÉN, QUÉ, CÓMO, CUÁL, CUÁNDO, DÓNDE, PARA QUÉ y POR QUÉ.
6.- EMPLEAR
PREGUNTAS ABIERTAS EN VEZ DE CERRADAS
Durante las fases de argumentación y de cierre, las
preguntas cerradas deben ser nuestra principal
elección. Las preguntas cerradas requieren un “sí”,
un “no”, o un simple dato por respuesta.
A la hora de presentar el producto/servicio que se va a ofrecer y
argumentar su valor, las preguntas cerradas sirven para corroborar
que son ciertas las necesidades que se han descubierto.
También se emplean preguntas cerradas que sugieren la respuesta para
acumular reafirmaciones a lo que el vendedor dice (en forma de
cierres de prueba o cierres de amarre).
7.- QUE EL CLIENTE NO PERCIBA EL BENEFICIO DE RESPONDER
No pierda su tiempo, y menos aún el de su cliente. Aproveche al
máximo el tiempo que le ha concedido su cliente y plantee preguntas
abiertas que le proporcionen la información necesaria antes de pasar
a la argumentación.
Sus preguntas deben atraer la atención e interés de su cliente,
deben beneficiarle respecto a sus intenciones de compra, no hacerle
sentir que está perdiendo el tiempo.
8.- ENCADENAR VARIAS PREGUNTAS
Lo solemos ver en entrevistas periodísticas o ruedas de prensa.
El periodista dispara varias preguntas encadenadas: ¿Qué opina
de…? ¿Por qué no hizo…? y ¿Hubiese actuado diferente si…? Lo
que se hace es facilitar que el entrevistado responda a la pregunta
más fácil o a la que menos le compromete.
Todos ante diferentes cuestiones de mayor o menor dificultad elegimos
responder las cuestiones más sencillas.
No malgaste su preparada lista de preguntas
lanzando varias a la vez. Cada pregunta a su
tiempo, y siempre después de la respuesta del cliente.
Recuerde, ni se impaciente (respondiendo por él), ni lance una nueva
pregunta hasta tener la respuesta a la anterior, NO ENCADENE VARIAS
PREGUNTAS A LA VEZ.
9.- PREGUNTAR DEMASIADO
No queremos interrogar, pretendemos indagar. Debemos ser sutiles y
hábiles a la hora de plantear nuestras preguntas. Disponer en
nuestra mente de una breve lista de preguntas abiertas
que plantear a nuestro cliente, e ir ligándolas con
sus respuestas es la forma más sutil de convertir una batería
de preguntas en una conversación natural en
vez de en un interrogatorio.
10.- HACER PREGUNTAS QUE EL CLIENTE NO SABE RESPONDER
Algunas personas disfrutan preguntando lo que saben que el otro no
sabe.
Pero el objetivo del vendedor no es demostrar lo mucho que conoce
sobre su producto/servicio y lo poco que sabe el cliente. ¡EL
OBJETIVO ES VENDER!
Por tanto, no haga preguntas que hagan sentir incómodo al cliente.
Los clientes y la mayoría de nosotros (quizás como un efecto
retardado de nuestra etapa escolar), nos sentimos incómodos ante
preguntas demasiado difíciles o complejas, o que dejen en evidencia
nuestro desconocimiento.
11.- NO HACER LAS PREGUNTAS ADECUADAS
Porque no sólo hay que preguntar, también hay que hacer las
preguntas adecuadas.
¿Y CUÁLES SON LAS PREGUNTAS ADECUADAS?
Esas que generen respuestas que contribuyen al objetivo buscado
por el vendedor: despertar interés y deseo por el
producto/servicio ofrecido, argumentar de acuerdo con las
motivaciones del cliente, hacer concesiones que interesen al cliente;
averiguar una objeción oculta, etc.
La causa de este error suele estar en la falta de planificación de
la venta.
12.- NO USAR LAS RESPUESTAS DEL CLIENTE PARA VENDER
Al cliente le encanta eso de “como usted dice / quiere /
solicita Sr. Cliente…”. Sin embargo, suele suceder que el
vendedor ignora las respuestas del cliente. Evidentemente, no todo lo
que dice el cliente encaja en la argumentación, pero si se busca, se
deberían encontrar ideas del cliente que contribuyan al objetivo de
venta.
13.- NO PREGUNTAR POR REFERENCIAS
Sin duda esta es la pregunta clave para conseguir más ventas
que la competencia. Una vez que un cliente
compró su producto o servicio, y ha comprobado los
beneficios del mismo, ¿por qué no preguntarle por dos o tres
referencias a las cuales les puedas
ayudar y beneficiar igual que lo has hecho con él? Sus
referencias siempre le agradecerán que le haya
recomendado un profesional de valía.
A MODO DE RESUMEN:
Hay que saber qué preguntar, saber escuchar (o al menos parecerlo) y
saber usar la información obtenida para conseguir nuestro objetivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario